RECOMENDACIONES PARA LA EXPOSICIÓN Y REDACCIÓN DE LOS TEXTOS ADMINISTRATIVOS
Uno de los requisitos fundamentales que deben presentar los documentos
administrativos es la claridad. Para alcanzar esa sencillez en la exposición que
siempre debe estar presente a la hora de transmitir la información a los
destinatarios, aportamos una serie de recomendaciones:
1. Se ha de huir de formas arcaizantes o excesivamente técnicas, que pueden
crear cierta incomprensión al ser poco habituales en la lengua general. Con esto
no se quiere decir que estas formas se consideren erróneas y, por consiguiente,
sean rechazables; lo que se pretende con esta advertencia es que tengan un uso
limitado para alcanzar la claridad que debe perseguir este tipo de mensajes.
Como ejemplos de estos usos, citaremos los siguientes:
a) El futuro imperfecto de subjuntivo deberá sustituirse por las formas del
pretérito imperfecto de subjuntivo o del presente de indicativo:
... ésta procedió a dar traslado de todo lo actuado al Tribunal Superior
de Justicia de Canarias, a los efectos que fueren pertinentes en el
ámbito de sus competencias.
... ésta procedió a dar traslado de todo lo actuado al Tribunal Superior
de Justicia de Canarias, a los efectos que fueran pertinentes en el
ámbito de sus competencias.
b) Las palabras técnicas pueden reemplazarse por otros vocablos más
usados.
c) Lo mismo ocurre con locuciones preposicionales muy técnicas, como a
tenor, fácilmente sustituible por de acuerdo con:
Tras analizar el contenido de la queja y la documentación aportada, se
comunicó a la reclamante que, a tenor de los artículos 145 y 168 de la
Ley General de la Seguridad Social, podría solicitar la revisión de...
d) En vez de las frases hechas tomadas directamente del latín, como ab
initio, ad absurdum, ad infinitum, ad pédem lítterae, apud acta, bona fide, pro
indiviso, Deo volente..., se recomienda usar sus correspondientes traducciones
(desde el principio, por reducción al absurdo, sin fin, literalmente, según consta en
el acta, de buena fe, [bien] que se posee en comunidad, Dios mediante...),
especialmente en aquellos escritos dirigidos a un público amplio.
2. El deseo de conseguir un lenguaje culto origina que los redactores de
documentos administrativos tiendan al uso de las formas más cuidadas del
lenguaje y adopten como expresión del estilo al que aspiran una serie de frases,
vocablos... que se presentan revestidos de un prestigio motivado por distintas
causas. Así, nos hallamos con ciertos modismos, algunos de origen extranjero,
que reemplazan a las formas tradicionales del español. Su uso excesivo produce
monotonía en los textos correspondientes.
3. Todo acto de comunicación lingüística requiere la existencia de un emisor y un
receptor, que normalmente son personas plenamente identificadas. De ahí que
sea fácil la adaptación del que habla al que escucha o viceversa. No ocurre esto
en el lenguaje administrativo, en el que la identidad de los interlocutores se
desdibuja considerablemente. Por ello, este tipo de comunicación tiene una
tendencia hacia una relación impersonal, que lingüísticamente se refleja en un
uso frecuente de la construcción oracional denominada pasiva impersonal o
pasiva refleja.
Estos son algunos consejos que hemos adquirido de trabajos de la UMU
acerca de una correcta exposición de los textos administrativos, ayudados
también por las leyes recogidas en el BOE que regulan estos términos y de la
Escuela de Innovación y Formación de la Administración Pública.
administrativos es la claridad. Para alcanzar esa sencillez en la exposición que
siempre debe estar presente a la hora de transmitir la información a los
destinatarios, aportamos una serie de recomendaciones:
1. Se ha de huir de formas arcaizantes o excesivamente técnicas, que pueden
crear cierta incomprensión al ser poco habituales en la lengua general. Con esto
no se quiere decir que estas formas se consideren erróneas y, por consiguiente,
sean rechazables; lo que se pretende con esta advertencia es que tengan un uso
limitado para alcanzar la claridad que debe perseguir este tipo de mensajes.
Como ejemplos de estos usos, citaremos los siguientes:
a) El futuro imperfecto de subjuntivo deberá sustituirse por las formas del
pretérito imperfecto de subjuntivo o del presente de indicativo:
... ésta procedió a dar traslado de todo lo actuado al Tribunal Superior
de Justicia de Canarias, a los efectos que fueren pertinentes en el
ámbito de sus competencias.
... ésta procedió a dar traslado de todo lo actuado al Tribunal Superior
de Justicia de Canarias, a los efectos que fueran pertinentes en el
ámbito de sus competencias.
b) Las palabras técnicas pueden reemplazarse por otros vocablos más
usados.
c) Lo mismo ocurre con locuciones preposicionales muy técnicas, como a
tenor, fácilmente sustituible por de acuerdo con:
Tras analizar el contenido de la queja y la documentación aportada, se
comunicó a la reclamante que, a tenor de los artículos 145 y 168 de la
Ley General de la Seguridad Social, podría solicitar la revisión de...
d) En vez de las frases hechas tomadas directamente del latín, como ab
initio, ad absurdum, ad infinitum, ad pédem lítterae, apud acta, bona fide, pro
indiviso, Deo volente..., se recomienda usar sus correspondientes traducciones
(desde el principio, por reducción al absurdo, sin fin, literalmente, según consta en
el acta, de buena fe, [bien] que se posee en comunidad, Dios mediante...),
especialmente en aquellos escritos dirigidos a un público amplio.
2. El deseo de conseguir un lenguaje culto origina que los redactores de
documentos administrativos tiendan al uso de las formas más cuidadas del
lenguaje y adopten como expresión del estilo al que aspiran una serie de frases,
vocablos... que se presentan revestidos de un prestigio motivado por distintas
causas. Así, nos hallamos con ciertos modismos, algunos de origen extranjero,
que reemplazan a las formas tradicionales del español. Su uso excesivo produce
monotonía en los textos correspondientes.
3. Todo acto de comunicación lingüística requiere la existencia de un emisor y un
receptor, que normalmente son personas plenamente identificadas. De ahí que
sea fácil la adaptación del que habla al que escucha o viceversa. No ocurre esto
en el lenguaje administrativo, en el que la identidad de los interlocutores se
desdibuja considerablemente. Por ello, este tipo de comunicación tiene una
tendencia hacia una relación impersonal, que lingüísticamente se refleja en un
uso frecuente de la construcción oracional denominada pasiva impersonal o
pasiva refleja.
Estos son algunos consejos que hemos adquirido de trabajos de la UMU
acerca de una correcta exposición de los textos administrativos, ayudados
también por las leyes recogidas en el BOE que regulan estos términos y de la
Escuela de Innovación y Formación de la Administración Pública.
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